Esta tarta de boda es el ejemplo perfecto de que no siempre hace falta meter mucha deco floral para que la tarta sea la protagonista.
Una tarta de boda de 4 pisos, tipo Victoria Sandwich, hecha con nuestro bizcocho de yogur, rellena de nata montada, coulis de frutos rojos y frutos rojos frescos a modo decoración. Sin fondant ni florituras, con un acabado limpio, elegante y fresco.

Lo que más nos gusta de este estilo es que, aunque tiene impacto visual, sigue siendo una tarta que apetece comer. Nada empalagosa, con texturas suaves y sabores conocidos. Los frutos rojos le dan ese punto ácido que contrasta con la nata y el bizcocho.

Pero si algo llamó la atención en esta boda fueron los músicos: así es como se llaman estos medallones de chocolate de 12 cm de diámetro que preparamos con nombres escritos a mano en chocolate negro, con un acabado final en oro metalizado.
Los diseñamos especialmente para esta pareja, que buscaba una idea original de seating que no fuera puramente decorativa. Y lo cierto es que funcionaron muy bien: cada invitado encontraba su nombre en la mesa, y se lo podía llevar (o comer) al final de la cena.
Para quienes buscan ideas originales de seating que no sean las típicas tarjetas o carteles, este tipo de propuesta es una alternativa estupenda.
Permite personalizar y sorprendee. En este caso, encajó especialmente bien con el resto de la estética de la boda: natural, sin exceso, pero con detalles bien pensados.
Este tipo de bodas, con detalles cuidados y sin artificios, son las que mejor reflejan nuestra manera de trabajar.
Cuando hay espacio para aportar propuestas como los nombres en chocolate o tartas que se alejan del modelo clásico, nos hace especialmente ilusión ver el resultado final, que muchas veces no lo llegamos a ver.
Fotos de @ Boquerón a Feira